viernes, 26 de septiembre de 2008

CRÓNICAS PARISÍNICAS (Junio de 2003)

Visita al Palacio de Senado francés y otras yerbas

Ando desde el lunes pasado por la sitelumier en un curso de inmersión en lengua y cultura de Francia, organizado por los franchutes, (ando por aquí, no organizado por los franchutes) como único representante vienés en medio de otros trece funcionarios onusianos venidos de Nairobi, Ginebra, NY y Copenagüe. Acabamos de regresar del Palais de Luxembourg, mandado que fue construir por la María de Medicis, segunda moglie del Enrique IV primero de Navarra y luego de Francia, noche de San Bartolomé por medio y tras pronunciar su célebre aforismo “París bien vale una misa” (y doy fe) pero antes de tener que ir a abatir la testuz a Canosa y aguantarse la amansadora, desposado en primeras nuccias con la llamada Reina Margot (oséase, Marghgó, ¡que ya no era mi Margarita!), algo puta ella, hija de otra Medicis, Catalina, hecho boleta del todo él en 1611, que se casó él también con una Medicis porque no tenía guita, que era lo que hacían los reyes -no no tener guita sino casarse con una Medicis cuando carecían de ella-, la cual (porque terminó el inciso y ahora seguimos con la Masha) primero vivió en el Petit Luxembourg mientras le hacían el Grand ídem entre 1615 y 1631, al que se mudó mientras estaba en obras (el Grand ídem, no ella) y que no llegó a ver terminado porque Richelieu lo convenció a su hijo (no de él sino de ella y, ya que estamos, del occiso Enrique IV), Luis XIII, de que la desterrara a Colonia porque parece que hedía y que luego pasó a ser (ahora hablamos del palacio) residencia real y endijpuej de la Asamblea de Pares de Francia (o sea deux, quattre, six y así de seguido), antecesora esta (la Asamblea, no Francia) del actual Senado, instituido en su primer avatar (el Senado, no su fundador, que paso a nombrar) por Napoleón. Solo que entre ser coto de la Asamblea y pasto del Senado, el Grand Lux fue yuta, donde pasaron algunos días -por lo general los últimos- reclusos ilustres como Demoulins (oséase Demulán, como dicen ellos que se ahorran en saliva lo que se gastan en tinta), Danton (Dantón) y hasta el propio David (David), que pintó uno de sus escasísimos paisajes desde la celda. Endijpuej el Directorio que no eran Pueyrredón ni Martín Rodríguez sino Barras (Barghá) con otros franchutes, que tenia (Barras) de amante a una tal Josefina Beauharnais (Buarghné), que tenía por legítimo esposo al Beauharnais epónimo cuyos cuernos (del epónimo) le valieron (al ídem) un modesto lugar en la historia de Francia y que luego (Josefina, no el epónimo ni su heredero de astas, Barras) se enganchó con Napoleón hasta que el mismo (que no otro) la mandó freír espárragos un poco por puta (es que también estas francesas...) y otro porque se le atravesó (a él que no a ella Josefina) en el camino la María Walewska (Vauevsca) y después tuvo un hijo con María de Austria, o sea de donde vivo yo, que fue el Rey de Roma (el hijo, no ella) my foot porque vivió y murió (siempre el hijo) sospechosamente (en todo caso la muerte sí que fue sospechosa) y sin haber alcanzado la mayoría de edad en, miren qué casualidad, Austria donde nos ha dejado un grato recuerdo pero sin haber puesto jamás ninguno de los dos pies que tenía en el Trastévere (que tenía él, no el Trastévere), el Directorio, decía, se mudó al Petit Lux (donde vivía el confesor de la MdeM, el tal Richelieu que después la mando exiliar a Colonia y no podía ver -y mucho menos contar- a los tres mosqueteros Athos, Portos y Aramis y D’Artagnan -que todos saben cómo se pronuncian- pero eso ya es otra historia).

El Palacio es un verdadero ídem, con una biblioteca inmensa coronada de frescos de Jordaens -y de cuyas paredes pendían 20 (cuadros de) Rubens que ahora están en el Lubr- y en la sección moderna de Delacroix (o sea cuadros de) que se pronuncia Delacrghua con acento en la ultima “a”, o sea Delacruá, que yo no sabía que tenia frescos. También nos mostraron el hemiciclo propiamente dicho, donde hube de posar mi conmovido tuges en el fatéi (que es como esta gente pronuncia sillón que, como si ello no bastare, escriben “fateuil”) que en otros tiempos soportara muellemente las líricas nalgas de Víctor Hugo (un poeta tan popular aquí que nadie lo llama por el apellido) y las quirúrgicas de Clemenceau (Clemansó), que se burlaba de Pasteur (Pasturgh) porque el boludo (de Pasteur) decía que las enfermedades se contagiaban por culpa de unos bichitos tan diminutos que ni se podían ver y por eso los llamaba (Pasteur) microbios y que, en vista de su (de Clemenceau) portentosa visión hipocrática pasó a ser (Clemenceau) Presidente o Primer Ministro o algo así porque los pacientes le habían perdido la confianza y, parece, hasta la paciencia, con lo que dejaron, a todos los efectos prácticos, de ser pacientes. Mañana nos llevan a la Asamblea Nacional, o sea a la Cámara de Diputados, y les cuento.

Vista a la Asamblea Nacional extranjera de Francia

Como les adelantaba, hoy me tocó la Asamblea Nacional, o sea la Camar(ill)a de Diputados, ¿vio?, sita que está en el Palé Burbón, que se anota Palais Bourbon, en homenaje al güisqui de Tennessee, en la plaza del mismo nombre (del Palé Burbón) que queda (el Palé) al ladito del Hotel de Lassay (Otel de Lasé), donde vive el Presidente de la Republica (francesa) que parece que no tiene domicilio propio. El PB data del siglo XVIII las pelotas porque le han hecho mas cirugía estética que a la Mirta Legrand y está unido por un salón de pasos perdidos al HdL, solo que como aquí la separación de poderes funca mejor que en cualquier escribanía el Presi puede meterse nomás en el salón de pasos perdidos pero es el único ciudadano (francés) que no puede pasar del otro lado de la puerta que conduce a la Asamblea porque si no lo guillotinan ipso pucho (al presidente (de Francia)) de donde el orgullo que se apoderó de este huérfano al saberse trasponedor de una puerta que Chirac minga o zappp a la mierda con el bocho. El PB no es tan pintón como el Luxenbur del Senado, pero no está mal. Eso si, tiene muchos más frescos de Delacruá que el Lux y además como trescientos mil brolis más ¡así que tomá! El hecho es que el coso de relaciones públicas con el exterior extranjero nos está explicando todo lo susodicho en francés y en eso va y pasa un coso de corbata que el tipo (de relaciones públicas etcétera) va y nos dice que es el alcalde y diputado de Saint Malo (San Maló), cuyo patriótico y doloroso gentilicio femenino (de St Malo, no del alcalde diputado de ídem) es nada menos que Malvinas, Malouines (Maluín), como les dice el alcalde diputado, porque las namis de los habitantes primigenios de las ídem eran las ídem pero ya me estoy yendo por las ramas como decía el mono Villegas y después bajaba a tocar el piano. Y no va el alcalde diputado y le da la mano (derecha, porque es de la UPM que quería decir Unión para (o por, no hay unanimidad al respecto) la Mayoría Presidencial -solo que en franchute- pero ahora quiere decir Unión por un Movimiento Popular que, bien mirado, no quiere decir un carajo, pero ya me estoy yendo otra vez, que es el partido de Chirac) a otro coso de corbata que nos dice el de relaciones públicas que es (el segundo coso de segunda corbata) nada, o, en rigor de verdad, nadie menos que el Ministro de Hacienda de Francia, Francois con cedilla Fillon (Frghansuá Fiió, que por cierto mucha cara de ganadero no tiene pero vaya uno a saber). Ocurre que coso primero y coso segundo se encaminan con sus respectivas corbatas al excusado de caballeros. Yo no pierdo un segundo y aprovecho las ganas de mear que traigo puestas desde hace dos horas y voy y me meto raudo en el excusado de marras y escojo un parlamentario mingitorio ministro por medio del alcalde diputado y ya les voy a hablar de cuánto queremos a Francia los argentinos especialmente la SuFis a quien aprovecho para mandar un cordial si virtual saludo cuando me avivo que mejor no porque ambos dos tienen algo mas urgente entre manos. El hecho es que este huérfano, señores, ha sido vecino -que digo vecino, ¡compañero!- de mingitorio del Ministro de Hacienda de Francia (así como de nuestro amigo común, el alcalde diputado de las Malvinas). Las minas, privadas por Dios de lo que los hombres sabemos y ellas envidian, ignoran el potencial social del meo viril, pero aun así espero que puedan concebir la diurética amistad que allí contrajimos para siempre el Ministro, el alcalde diputado y el infraescricto para mayor afianzamiento de la paz, la concordia y el entendimiento entre los pueblos. No hicieron falta palabras; bastó una triple sacudida sinergética y el resto ya empieza a ser historia. Luego nos dejaron (los ujieres, porque el Ministro y el alcalde diputado se las piraron sin siquiera enjuagarse los dedos pulgar, índice y medio que son los que intervienen en estos trances) meternos en la popular del hemiciclo donde se debatían las 141 enmiendas al proyecto de ley sobre la reforma de las pensiones, que tan preocupados tiene a los hoteleros locales, muy especialmente incluido el propietario del Hotel de Lessay del cual hablaba unos poco renglones más arriba de su pantalla señora. Había unos cincuenta diputados presentes (de cuerpo, porque de mente, así, separado, no demente, no parecía) de como quinientos que son el día de pago a fin de mes. De repente va y baja una señora pero socialista de lo mas modosita para ver si no se aceptaría su enmienda de que los predicadores religiosos puedan acogerse (es un decir) a un régimen especial (no se riáis que la cosa va enseriamente y enseriamente sigue) a lo que van y le dan la palabra al presidente de la comisión correspondiente que dice que han estudiado la enmienda con todo el interés que merece (o sea poco, digo yo que no tengo remedio) pero que andá a cantarle a San Pedro. A votar se ha dicho. A favor: socialistas... y comunistas; en contra: toda la barra de la derecha. ¡Estos franchutes están chiflados! Entonces va un diputado de la derecha (porque así se sientan; los de la derecha a la ídem y los de la izquierda lo mismo o, si se prefiere, diferente) y entra a los gritos contra el presidente (que es su correligionario UMPense) porque no le da la palabra y el presidente le grita que no grite que ahora se la está dando porque ya está en uso de la misma y el otro que solo quería dejar constancia de que hacía como dos semanas que la había pedido y que a ver si se la daban de una vez como evidentemente se la habían dado y se sentó, porque parece que solo quería la palabra para notificar que la quería y ya estaba. ¡Y pensar que para esto perdieron la cabeza inter alios Luis XV, Maria Antonieta, Demoulins, Hérault (Erghó), St Just (San Yus) y Robespierre (Robspiergh)! En fin, no somos nada...Tras esta emocionante experiencia de democracia viva (es un decir, porque también puede calificarse de pelotuda en extremo) con mi compañerito de curso Mika Vepsalainen, que con un nombre así no puede ser más que finlandés y, en efecto, no es más que eso, nos vamos al Teatrghdshatlé (que en las guías figura con la inexpiclable grafía Teatre de Chatelet) a ver la ópera La novia del Zar de Rimski Kórsakov (la ópera, porque la novia es del Zar y éste de Rusia) en una puesta muy bien ídem de la orquesta y el coro de la ópera de Bordeaux (Boghrdó) y una sarta de cantores rusos de lo más pipones pero que se interrumpe (la ópera de Rimski (no la de Bordeaux ni tampoco la sarta de cantores) inexplicablemente a escasos minutos del intervalo posterior al segundo acto por corte de luz y después los argentinos nos quejamos (corte de luz, me entero luego, de los tramoyistas que están en huelga en toda Francia). Salimos todos a la Place (no a Víctor sino a la plaza propiamente dicha) y como a la hora decidimos el Mika y el infraescricto que más vale comer bien que esperar mucho y nos vamos a eso de donde venimos.